Por Anton
Trey Edward Shults ha realizado una película que resulta, poco menos que imposible, de calificar. Comienza como una de adolescentes desmadrados, para de repente tomar la apariencia de un video musical y luego un thriller...Todo ello con imágenes y una banda sonora potentes. Además de ser una película dividida en dos, o dos historias unidas, que en la segunda mitad cambia totalmente de estilo y poco a poco una historia romántica evoluciona hacia un final que cierra, para mi de forma magistral, este film. Que termina siendo una crónica sobre la redención y el perdón. Excelentes actores, Kelvin Harrisson Jr, era uno de los candidatos al Bafta, como actor joven. Trey Edward Shults es un joven director, este es su segundo largometraje, al que no hay que perder la pista. Imagino que dará que hablar.
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