Por Juan
Una película menor, que arruina una historia con potencial, por culpa de unos personajes que no logran salirse del cliché. El zoo es un mal decorado, los cuidadores del zoo, los judíos y hasta los nazis parecen de mentira, o de telefilm barato. Daniel Bruhl, como jefe de las SS en Varsovia, está en uno de sus papeles menos convincentes de su carrera. Y hasta la admirada Jessica Chastain echa para atrás con su melíflua interpretación de la santa salvadora de animales y personas (y con el doblaje que le han puesto dan ganas de enjaularla también a ella). El marido, interpretado por el actor belga Johan Heldenbergh, no le va a la zaga, tan pronto cobarde, tan pronto partisano.
Esa incoherencia o indecisión en la creación de los personajes, hace que la película bascule. La directora neozelandesa Niki Caro no acaba de formular la conexión/metáfora entre animales y personas, que habría tenido tanto juego, y que ya consiguió cuando filmó su primera película Whale Rider (Nueva Zelanda, 2002), también muy "bonita" y dulce, pero mucho mejor resuelta.
Esta historia sobre el Zoo de Varsovia durante la ocupación alemana, podría haber tenido profundidad y poesía, pero acaba pareciendo un cuento de hadas mal planteado, con un desarrollo pobre y fallido. Desde luego, habría funcionado mucho mejor como un cuento de terror. Puede entretener, pero también cualquier telefilm de la TV. No llega al aprobado ni de lejos. Gran chasco.
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