Por Anton
Loie Fuller fue una bailarina autodidacta, americana de nacimiento, aunque principalmente actuó y alcanzo la fama en Europa, llegó a bailar en la Opera de París e Isadora fue parte del cuerpo de baile. Su arte fue plasmado por Toulouse-Lautrec, entre otros artistas. Llegó a tener gran éxito a principios del siglo pasado, sobre todo en Francia. Stéphanie Di Giusto ha dirigido este biopic, que abarca el principio de su carrera. Es una película visualmente impactante, Di Giusto ha sido directora de fotografía, y se nota, estéticamente el film es precioso de ver. En lo que nos cuenta, personalmente creo que se queda algo corta. La personalidad de Loie queda un tanto desdibujada. Es una joven llena de misterio y zonas oscuras y también de bondad, pero, me da la impresión de que Stéphanie Di Giusto no llega a donde pretendía. El diseño de producción es sobresaliente, por la inteligente utilización de escenarios. La para mi desconocida Soko, me ha sorprendido con su presencia, con un físico casi opuesto, a lo que se supone es una bailarina. Toda una presencia.
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