Por Juan
El Zinemaldi tiene una salud de hierro y está en plena evolución. La industria crece y el público sigue siendo su principal tesoro, fiel, entregado y abierto a todas las propuestas. Salas abarrotadas en todas las secciones. Cascada de estrellas. Aunque faltaron películas inolvidables en la Sección Oficial...
Películas que removieron conciencias y estómagos en la Sección Oficial
Jesús de Fernando Guzzoni fue bestial, explícita y cruda, como Carne de perro, que presentó el mismo realizador en 2012. Pero la polaca la superó. Plac Zabaw / Playground de Bartosz M. Kowalski, una ópera prima que se va de vacío, a pesar de contener una de las secuencias más impactantes del cine europeo de los últimos años. Para mí, era la Concha de Oro de este año.
Conquistas y Reconquistas
También nos conquistó, contra todo pronóstico, La Reconquista de Jonás Trueba, y desde luego, Nocturama, de Bertrand Bonello, otra potencial Concha de Oro, que habría sido bastante iconoclasta, y más intrépida para posicionar al Festival Internacional de Cine de San Sebastián como un certamen en la vanguardia. Nos provocó rabia (y aburrimiento) el thriller japonés Ikari / Rage. Y, en general, se nos quedó una Sección Oficial a concurso de buen nivel medio, pero sin películas inolvidables. Como lo era la última perla de François Ozon, Frantz, que es la película más bella que hemos podido ver en esta edición y probablemente en todo 2016. Otras perlas nos apasionaron también, especialmente las dos de Isabelle Huppert (Elle y L'Avenir).
Y se nos quedaron muchas en el camino. Sobre todo, muchas de la resucitada sección Zabaltegi-Tabakalera, que estuvo plagada de obras diferentes, radicales y de nivel, donde se mezclan géneros, y donde conviven directores consagrados con otros noveles. Del cajón desastre en el que se estaba convirtiendo, ha pasado ser una zona abierta y valorada por público y prensa. Pero en esa edición ha resultado un poco inaccesible, por la falta de proyecciones o de salas. Pocos pudieron ver las obras de Davies, Nichols, Jarmusch, Solondz o Tavernier. Hoy mismo Jose Luis Rebordinos ya prometía reordenar la programación del Zinemaldi. Ardua tarea. Si no hay salas suficientes para hacer pases suficientes, quizá se podrían quitar algunas películas. Digo yo, desde la ignorancia, que menos es más. Menos pelis para que las pueda ver más gente.
Palmarés correcto, jurado poco osado
El palmarés es como un menú que eligen otros. Y nunca es al gusto de todos. El jurado, que se ha dejado ver muy poco por el K1, opina libremente y así tiene que ser. Y decidieron entregar la Concha de Oro a la película china I Wo Bu Shi Pan Jinlian - I Am Not Madame Bovary, que estaba entre nuestras recomendaciones a ciegas. Yo no la vi, pero a Antón le gustó bastante. Me parece merecida la Concha de Plata a Eduard Fernández, por su Francisco Paesa en El hombre de las mil caras. Aunque también habría sido justo que se la llevara Roberto Álamo, por la autenticidad de su personaje, el rudo detective Alfaro en la 'inperdible' Que Dios nos perdone, de Rodrigo Sorogoyen, que se llevó la Premio de Jurado al Mejor Guión.
En la entrega de los Premios Sebastiane con más amigos Inperdibles...
Maravillosa retrospectiva de Jacques BeckerPudimos ver un par de joyitas del realizador francés. En Le Trou estaba David Trueba entre el público. ¿Y no puede venir este ciclo a Donostia dentro de Nosferatu, no sé... igual que va a la Filmoteca a Madrid? Digo.
Cascada de estrellas
Y este año nadie podrá decir que no hubo estrellas... Aunque ninguna brilló como Sigourney Weaver. Ella fue el astro de la 64 Edición del Zinemaldia. Nos impresionó su seguridad y elegancia. Y nos emocionó el film que presentaba, A Monster Calls / Un monstruo viene a verme, de J.A. Bayona, como hacía tiempo que no nos emocionaba una peli.
Aquí tenéis un vídeo que también es un resumen, más sentimental que informativo, de nuestra cobertura del festi, con nuestros protagonistas Inperdibles:
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