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Por Juan
Grímur Hákonarson demuestra en su segundo largo de ficción que domina el arte de la narrativa cinematográfica. Con la historia de dos hermanos ovejeros que no se hablan, crea un micro-universo realista y sin florituras en los áridos paisajes de Islandia. Claro está, Hákonarson es también el autor del guión, que es de esos que "no se nota", que se vale sólo de imágenes, y poquísimas palabras, y que va revelando el carácter y la historia de estos dos hermanos de un modo muy inteligente.
Hákonarson nos coloca en un valle recóndito de su isla natal, donde sólo sobreviven las ovejas, los carneros y estos solterones recios y parcos, que son en realidad una mezcla entre hombre y carnero. Cuando los dos hermanos ven que su pequeño mundo está a punto de venirse abajo, aflorarán sentimientos dolorosos y cada uno encontrará diferentes modos de sobrevivir...
Rodada con actores no profesionales, reúne media docena de escenas que se no se te van de la retina. Algunas de ellas, de un humor seco que te deja helado. Como una en la que uno de los hermanos recoge al otro de la nieve y que confirmaría la sentencia de "te van a tener que recoger con pala..."
La escena final ha sido muy discutida. Personalmente creo que es muy hermosa. No estoy seguro, pero hoy podría ser su último día en cartelera... INPERDIBLE.
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