Mark Zuckerberg es un empollón de 19 años, bastante insoportable y prepotente, un freak sin contactos que, ni en sus mejores sueños conseguirá traspasar jamás la puerta de los distinguidos final clubs de Harvard, para impresionar a la niña pija que le gusta.
Así comienza la historia de la mayor red social del mundo. O mejor dicho, así es como lo cuenta el ex-socio de Zuckerberg y co-fundador de Facebook, Eduardo Saverin, en el libro Accidental Bilionaires, en el que se basa el film de Fincher.
Uno de los grandes aciertos de dirección de Fincher es la sutileza con que narra el resquebrajamiento de la moral del protagonista. Cada grieta parece imperceptible, pero es el coste de su ascenso en amigos pirateados, ideas robadas y ambición sin límites.
3 ideas que recoge Fincher en su película que me encantan:
1ª: hacer de la debilidad del protagonista, su principal estímulo, pero sin contarlo: la venganza que, en el film, bulle en la mente de Mark Zuckerberg podría ser algo así: "no me habéis dejado entrar en vuestros putos clubs, pero ahora seréis vosotros los que desearéis entrar en el mío."
2ª: La historia sobre la ascensión al poder de un hombre normal, y la consiguiente desaparición de sus escrúpulos morales, nos la han contado muchas veces en el cine... Por esta razón, algunos críticos han comparado este film con El Padrino. Pero nunca se ha contado qué ocurre, cuando ese inmenso poder entra por el router de un estudiante de Informática que no es nadie.
3ª: ni el mayor éxito del mundo puede garantizar que consigas tu objetivo (y hasta aquí podemos leer)
El talento del trío interpretativo es enorme. INPERDIBLE
J
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