Dir: Christophe Honoré | Int: Paul Kircher, Vincent Lacoste, Juliette Binoche, Erwan Kepoa Falé, Adrian Casse, Pascal Cervo, Christophé Honoré | Francia 2022 | 122 min.
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Por Juan
Junto con Sparta, esta es mi otra favorita para la Concha de Oro, de momento.
Le Lycéen es una belleza de historia, con unos personajes a flor de piel, creados con maestría en el papel, pero maravillosamente encarnados por los actores de este film, empezando por Juliette Binoche (esta mujer es insuperable) y siguiendo por sus dos hijos en la película, Lucas y Quentin, interpretados por el joven Paul Kircher y el ya más rodado Vincent Lacoste. Sin olvidar al actor Erwan Kepoa Falé, que juega un papel decisivo en la trama.
El director Christophe Honoré escribe y dirige esta película sobre un chico centenial y gay, que pierde a su padre en un accidente, a la edad de 17 años. Con esta premisa argumental podría haber sido un drama familiar al uso. Pero nada más lejos de su propuesta.
Honoré es un gran conocedor del mundo adolescente. Además de cineasta y guionista, es también novelista, y ha escrito la friolera de 21 novelas juveniles. Esto se nota. Hay algo en su película, el tratamiento de los personajes, la libertad que desprenden los actores, los sentimientos que emanan, la confusión de Lucas, perdido entre el dolor y las ganas de vivir, entre las lágrimas y el deseo, con una edad donde todo son interrogantes y expectativas, a las que ahora se ve incapaz de dar respuesta. Y tampoco los adultos que le rodean parecen capaces de ayudarle a buscarlas, perdidos en su propio mundo de incertezas.
Este viaje que nos propone Christophe Honoré siguiendo la odisea de Lucas es una delicia narrativa y emocionante, plagada de escenas que conmueven con pocos elementos, con un gesto, una mirada, con el tono de voz de Lucas mientras cuenta a cámara "lo que pasó", en un estilo que recuerda al cine de Truffaut. Es un grito para intentar que dos mundos, el de los adolescentes y el de los adultos, se miren e intenten conocerse. Sin prepotencias, porque en esta historia se ve claramente que los adultos tampoco saben cómo, tampoco pueden.
Honoré no rehuye ni tiene remilgos para mostrar el dolor máximo, ni el sexo entre chicos, ni las peleas entre hermanos y las siguientes reconciliaciones... Es vida en estado puro, que ocurre ante su cámara.
Una pieza llena de sensibilidad que ha sido bien recibida por la crítica, y mejor aún por el público.
Le deseamos la mejor de la suertes a Le Lycéen. INPERDIBLE.
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