Crítica de la película ESPÍRITU SAGRADO, hay otros mundos, pero están en éste... una comedia bastante marciana y genial sobre gente que cree en cosas... sobre la imbecilidad humana ****

Dir: Chema García Ibarra | Int: Nacho Fernández, Llum Arques, Joanna Valverde, Rocío Ibáñez. | España 2021 | 97 min.

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Por Juan

Una comedia surrealista sobre freaks de hoy, gente con pocos recursos, en barrios obreros, que se agrupa en asociaciones ufológicas y vecinales como Ovni-Levante, o se juntan para hacer nordic walking (marcha con bastones) o para celebrar que son vecinos. Gente ¿normal? El caso es formar parte, no estar solos.

El film de Chema Gargía Ibarra es una parada de los monstruos en versión milenial, con un humor que recuerda a veces a Almodóvar; y una puesta en escena cercana al cine documental, pero con elementos del cine de arte y ensayo; el director trabaja con "no actores", y cita a Robert Bresson, maestro teórico del encuadre y de todo lo que queda fuera de él.

Al principio te ríes de los monstruos, hay diálogos memorables que recuerdan a a esos personajes de las primeras pelis de Almodóvar, que hacen gracia por su honestidad sin filtros.  La niña es la única que parece demostrar un nivel de inteligencia medio, y en todo caso muy superior al de los adultos de su familia. Como ocurre en la escena en la que pregunta a su tío, mientras hacen la cama: ¿Qué diferencia hay entre cocainómanos y heroinómanos?

De todas formas, Espíritu Sagrado no es solo una comedia que trabaja con la caspa y con monstruos patéticos. La sonrisa se te va congelando cuando los idiotas abren la puerta a otro tipo de monstruos que no dan ninguna risa.

Si vamos al fondo, lo hay. El mundo de las creencias, de las supersticiones, que generan todo tipo de logias, asociaciones, colectivos o clubs. Da igual si es para avistar ovnis, para adorar al dios Ra o para cualquier otra memez. La gente puede creer cualquier cosa con tal de no estar sola, con tal de no enfrentarse a los abismos de la existencia. Y no solo la gente con menos recursos, claro. De hecho, si hay una era de la imbecilidad, puede que sea ésta.
La película tiene un final maestro. INPERDIBLE