Por Anton
Simpática película irlandesa, bueno coproducida por varios países, aunque el tema y los personajes son netamente irlandeses. David Freyne nos cuenta una historia, basada en su propia experiencia juvenil, gay que tiene que disimular, a pesar de sufrir todo tipo de agresiones. De todas formas, el film tiene un fondo positivo. Sobretodo a través del personaje femenino de Amber, mucho más positivo que el atribulado Eddie, que no para de actuar contra si mismo. Una Irlanda de los años noventa, donde la Iglesia Católica era dueña y señora de la vida emocional, y sexual, de los irlandeses.
Estupendos actores, Lola Peticrew, como Amber se hace dueña de la pantalla, y una excelente dirección de O'Shea, consiguen una película, dura pero tierna a la vez. Merece la pena pagar la entrada.
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