Por Anton
Último trabajo de Julio Medem, que no deja indiferente, creo que a nadie. Una película coral, en realidad un culebrón, pero con la que Medem arriesga lo suyo, pues es una historia delirante y exagerada, a la que el cineasta saca chispas. Con una esplendida fotografía y unos actores en estado de gracia, Medem consigue su mejor película en años.
Marc y Rebeca llegan a un precioso caserío vasco, perteneciente a la familia de Marc, con la intención de poner en orden las historias de las familias de ambos, y de paso las suyas propias. Pero se topan con todo tipo de secretos y mentiras, que afectarán a su relación de pareja.
Una historia caleidoscópica, en la que Medem, parece que encuentra a sus anchas. Es de esas historias enrevesadas, pero que te mantiene pendiente de la pantalla, aunque no todo lo que ocurre en ella tenga lógica. Yo la he disfrutado, y ya he dicho que me parece de lo mejor que haya hecho Medem últimamente. Aparte de que me parece una de sus obras más personales, no en vano está dedicada a su madre.
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