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Por Juan
Divertidísima segunda parte de Los guardianes de la Galaxia, que está a la altura de la primera y que no defrauda.
La cuadrilla de outsiders/saqueadores/sociópatas formada por Peter Quill "Star-Lord" (Chris Patt), y sus locos amigos se vuelven a meter en líos al seguir al supuesto padre de Peter (Kurt Russell), hasta un planeta llamado Ego.
El humor se basa en la fricción entre los personajes, siempre soliviantados, siempre discutiendo, compitiendo o directamente intentando matarse. La peli se ríe de los estereotipos heróicos y antiheróicos, potenciando las impericias de los guardianes hasta resultar encantadores: la empática Mantis (Pom Klementieff), que curiosamente no sabe nada de relaciones humanas; Baby Grut, cuyo vocabulario y falta de entendimiento corresponde al de un bonsai galáctico; Rocket, el mapache cabronzuelo; o el propio Peter Quill, nostálgico de su walkman, la música de los 70's y David Hasselhoff, que por cierto hace un cameo.
Ante estos personajes delincuentes e imprevisibles, los malos resultan tontos y prescindibles (Kurt Russell en el papel del celestial Ego, o Elizabeth Debick, en el de la sacerdotisa Ayesha). Pero como la acción no te deja demasiado tiempo para profundizar en ello, las más de dos horas de metraje se pasan a la velocidad de la luz. Mención especial a la alucinante banda sonora con temazos de bandas de rock míticas como Fleetwood Mac, Sam Cooke, Cat Stevens, ELO, George Harrison, Cheap Trick, David Bowie, etc. y a los créditos setenteros (quedarse hasta que enciendan las luces, porque hay sorpresas). Los seguidores de la Marvel la gozarán. Y cualquiera que ame el cine de aventuras sin pretensiones ni complejos.
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