Crítica de la película CRISTOPHER STRONG (HACIA LAS ALTURAS)

Dir: Dorothy Arzner
Int: Katharine Hepburn, Colin Clive, Billie Burke, Helen Chandler
EEUU 1933 | 77 min.
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Dorothy Arzner modificó los estereotipos femeninos, dirigiendo a mujeres competitivas, fuertes e independientes, rasgos atribuidos casi siempre a los roles masculinos.
Para destacar a esa nueva mujer de los años 30's, Arzner, junto a la guionista Zoë Akims (que está detrás de muchas de sus cintas) la contraponían a una mujer antagonista que respondiera a las convenciones. De esta manera, sus heroínas destacaban aún más. Aunque no se trataba de un juego maniqueo de buenas y malas. Ni unas ni otras eran juzgadas, porque en su cine se defiende a la mujer, más allá de la moral y del dedo acusador de la cultura machista.
Cristopher Strong, producida por David O. Selznick, es un magnífico ejemplo de esta táctica creativa y dramatúrgica de contraposición de personajes. Katharine Hepburn, que en esta su segunda película ya se come la pantalla, encarna a la aviadora Lady Cynthia Darrington, que inicia una relación con un parlamentario casado. Pero ella no es tratada en la película como una adúltera, sino como una mujer que sabe lo que quiere, que no teme los chismes de sociedad y que tampoco va a renunciar a su carrera, ni siquiera por el amor de su vida. El hombre, sin embargo, es más débil, tiene más dobleces morales y acaba plegándose al encanto irresistible de Cynthia (inspirada en la aviadora Amelia Eckhart). La antagonista de la aviadora, la mujer casada con el parlamentario, de clase alta, conservadora y burguesa, interpretada por Billie Burke, hará todo lo posible para guardar las apariencias y el estatus.
La Hepburn, en ropa de piloto o con vestido de cóctel, se puede permitir cualquier extravagancia, porque es la divinidad hecha mujer. Puro magnetismo. INPERDIBLE.
J.