Por Anton
Siervos es otra mirada a la reciente historia del este de Europa, esta vez a la desaparecida Checoslovaquia, en que la Iglesia Católica, o la parte oficial de ella, acataba las directrices del poder totalitario comunista. Sin importarle demasiado las consecuencias que conllevaba. Sometiéndose a un sistema corrupto y violento.
Es un film estéticamente bello, una fotografía en blanco y negro abrumadora y un tratamiento de lo que narra que me ha resultado sorprendente. Es una película que esconde mucho más de lo que muestra, con unos silencios muy elocuentes y unos actores en estado de gracia. Hace recordar al cine escandinavo, y también a otro film polaco, para mi extraordinario titulado Ida. Luego he sabido que la guionista es la misma. Quizás la música, muy bella por cierto, resulta algo excesiva. De todas formas, INPERDIBLE.
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