Por Juan Egia
Rocketman, más que un biopic, es casi una autobiografía del propio Elton John. Como productor ejecutivo, es inevitable que haya mucho de autorretrato. Tal vez se nota sobre todo en esa mirada poliédrica de sí mismo, como un personaje colorido, enérgico, extravagante, melodramático, sombrío, adicto, hortera, sensible y rock and roll... Están todos los Elton John posibles, retratados en 2 horas de película, desde el niño prodigio, tímido y traumado por unos padres con los que el film no tiene ni medio reparo en mostrar como auténticos monstruos; hasta el joven sensible que sale al mundo con su música y su imagen de estrella del glam rock, sin saber todavía que es un genio componiendo canciones.
Todo está contado desde un sitio que seguro que es muy 'Elton John', por la especial perspectiva que propone el guión: sus confesiones en un círculo de terapia de grupo, en un centro para alcohólicos. Allí se desnuda el cantante, desprendiéndose de las capas de sus disfraces, literalmente hablando, para hacer una catarsis liberadora, al encuentro con el aquel niño cuyo nombre ha borrado.
Y en este proceso hay bastante valentía, porque aparecen muchas más sombras de las esperadas en lo que sería una oda al cantante. Aunque lógicamente, también es un acto de redención a tiempo.
Dejando a un lado las moralinas o moralejas que se puedan extraer del proceso psicológico del personaje, lo que propone la película de Dexter Fletcher es un recorrido biográfico y musical por la historia de este hombre, que sin duda es una leyenda viva y cuyas canciones te harán gozar a cada segundo del film.
Sería una total injusticia si no atribuyésemos una parte importantísima de la fórmula de éxito de Rocketman al actor que encarna al artista: Taron Egerton. Porque construye un súper Elton John, es decir, no es una burda imitación, sino un joven con alma, vulnerable, superado por un éxito arrollador, inspirado, portento de la música. Y además, Egerton canta como los ángeles, y la ambientación y la caracterización están más que logradas, dentro de un diseño de producción que es una maravilla.
Gracias a la actuación musical e interpretativa de Taron Egerton, la película se mantiene muy muy arriba, incluso en las escenas de musical más deslavazadas. Destacar también al actor Jamie Bell (Billy Elliot), que da vida a Bernie Taupin, letrista y "amigo del alma" de Elton.
Una película comercial para gozar muchísimo, con algunos aciertos narrativos interesantes, con un personaje que, al margen de la idealización del cantante real, tiene una fuerza indiscutible; y, desde luego, con una banda sonora que hará las delicias de los fans.
Es inevitable compararla con el otro biopic musical del momento, Bohemian Rapsody, a la que dicen que supera... Pero son dos historias y dos tratamientos muy diferentes.
Es inevitable compararla con el otro biopic musical del momento, Bohemian Rapsody, a la que dicen que supera... Pero son dos historias y dos tratamientos muy diferentes.
Imprescindible verla en versión original. Egerton se perdería en el doblaje.... INPERDIBLE.
Comentarios
Publicar un comentario
Déjanos aquí tu opinión, tu sugerencia, tu discrepancia... o simplemente, un saludo... No te cortes.