Por Anton
La última obra de Ozon no gustó demasiado en el pasado Cannes, donde fue exhibida, de hecho se fue con las manos vacías. Basada en una novela de la escritora Joyce Carol Oates, Ozon ha conseguido una película llena de elegantes secuencias y con una cuidada estética, nada en ella está fuera de lugar. La historia que nos cuenta, con guion del propio Ozon, me ha resultado rebuscada y repetitiva. Ozon, como siempre, cambia de estilo con cada film. Recordemos la clásica y excelente, para mi, Franz. Y aquí, como ya he dicho, nos sorprende con un estético juego de espejos, o unas espirales muy hitchcockianas, muy acordes con lo que está contando, así como originales encuadres que me han sorprendido, la vagina que se vuelve ojo. Pero en su conjunto el film no consigue lo que pretende, con demasiadas idas y venidas de sus personajes y unos virajes en el guion que, por lo menos a mi, me terminaron cansando.
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