DE QUÉ HABLO CUANDO HABLO DE ESCRIBIR, Murakami revela algunos de sus secretos del arte y oficio de escritor... *****

DE QUÉ HABLO CUANDO HABLO DE ESCRIBIR
Haruki Murakami (Kioto, 1949) | Ensayo literario | Editorial Tusquets | 200 páginas
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Por Juan
El autor japonés Haruki Murakami nos revela, a su particular manera, algunos de los misterios de su vida, relacionados sobre todo con el oficio de escritor y con el arte de la escritura. Siendo como es una persona muy reservada, digamos que no se desnuda abiertamente, pero sí habla con mucha honestidad de algunas cuestiones delicadas para él, así como de cuándo, cómo y porqué se convirtió en escritor. Es bastante alucinante ese momento de conversión, porque digamos que vivió una epifanía mientras veía un partido de beisbol. Algo le cayó del cielo y aterrizó en la palma de su mano. Pero luego lo contaré mejor.
Murakami también narra las bondades y los sacrificios de la profesión, su relación con su público, con los editores, los críticos y los premios literarios. Su disciplina en el trabajo y la importancia máxima del ejericio físico (ya escribió De qué hablo cuando hablo de correr, Tusquets 2010). En suma, todas estas estampas sueltas acaban componiendo un mosaico del escritor, de manera que cuando terminas de leer el libro, percibes con mucha nitidez cómo es, cómo vive y cómo escribe uno de los autores más reconocidos del siglo XXI, a sus 67 años de edad.
El libro tiene capítulos que bordean el oficio o el arte de escribir, mientras en otros, Murakami se moja hasta la cintura y nos desvela algunos de sus particulares trucos o métodos a la hora de afrontar una nueva novela. Para los que intentamos escribir, y siendo Murakami uno de mis autores de cabecera, os diré que algunos de estos tricks son realmente interesantes y puede que hasta útiles, dejando a un lado que cada uno tiene su personal modo de organizarse y, sobre todo, de crear.

5 inspiraciones del maestro Murakami:

1. Recibir la "llamada"
En abril de 1978, Haruki Murakami acudió a un partido de beisbol en el estadio de Jingu. Jugaban los Tokyo Yakult Swallows (un equipo que venía de segunda) contra los Hiroshima Toyo Carp. Era un partido de arranque de la temporada, pero sin relevancia. La grada estaba medio vacía. Cuando Dave Hilton de los Tokyo Yakult bateó la primera bola, Murakami tuvo un pensamiento: quizás yo también pueda escribir una novela. Y entonces sintió algo que caía del cielo despacio y lo agarró con fuerza (y no era la bola). Esta epifanía o revelación que el escritor aún no puede explicar, le llevó, al terminar el partido, a una librería, donde compró un cuaderno y una pluma de la marca Sailor. Esa misma noche comenzó a escribir Escucha la canción del viento, su primera novela.

2. Descubrir tu propio estilo
Tras 6 meses de emocionante escritura nocturna, en la mesa de su cocina, Murakami había terminado Escucha la canción del viento. Contra todo pronóstico, los Tokyo Yakult iban a ganar la liga. Parecía todo fruto de una fuerza milagrosa. Pero tras leer su obra, Murakami se deprimió bastante, porque aunque cumplía formalmente con lo que se podía esperar de una novela corta, no te dejaba un poso en el corazón, como él cuenta. En aquel entonces, Haruki estaba enganchado a los escritores rusos del siglo XXI y a la novela negra americana. Pensó que debía simplificar. Huir de toda sofisticación. Se le ocurrió abandonar la pluma, el papel y los ideogramas japoneses, para sustituirlos por una vieja Olivetti. Y se pasó a reescribir la novela íntegra, pero en inglés, un idioma en el que se sentía claramente limitado. Eso le obligó a eliminar todo lo superfluo. Y aunque el estilo era muy tosco, fue encontrado una voz propia, la que le ha caracterizado hasta hoy. Más tarde descubrió que este modelo de exploración del estilo ya lo había usado antes la escritora húngara Agota Kristof, que debido a su exilio, comenzó a escribir en francés, allá por 1956.

3. Convierte el tiempo en tu aliado
El método Murakami para afrontar una novela larga consiste en centrarse únicamente en su escritura. Dejar a un lado el resto de cosas e incluso cambiarse de país si es preciso. Estos primeros requisitos, como veréis, son harto complicados para el resto de mortales que no vivimos de la narrativa. No obstante, Murakami ya explica que incluso cuando todavía no vendía libros, seguía este método (a excepción de sus novelas "de la mesa de la cocina").
La segunda pauta, más "fácil" de cumplir, es escribir 10 páginas diarias, ni una más ni una menos. Por la mañana temprano durante cuatro o cinco horas seguidas, casi como un autómata, Haruki escribe diez páginas, y esa regularidad le ayuda a terminar sus obras. Dice que es un alivio enorme no sentirse como un artista, sino como un escritor que elige libremente cómo trabajar, y él elige trabajar como un operario, sin esperanza ni desesperanza, poco a poco, tomando las palabras de la escritora Isak Dinesen.
Diez páginas al día suman trescientas al mes, y mil ochocientas en seis meses. En ese tiempo Murakami tiene terminado su primer borrador. Luego se toma una semana de descanso y comienza con la reescritura. En esta fase el escritor mete mano sin compasión. Cambia tramas, la fisonomía de los personajes, incorpora episodios o elimina partes extensas, sin saber cuál puede ser el encaje definitivo. Luego se dedica a pulir todas las incoherencias. El proceso de la primera reescritura le lleva unos 3 meses. Luego descansa otra semana e inicia la segunda reescritura, más minuciosa, más al detalle. Otra semana de descanso y arranca con la tercera reescritura, que se parece más a una corrección, no definitiva, donde aprieta los tornillos en unas partes y los afloja en otras, según sus palabras. Eso le permite darle un ritmo a la obra.
Es el momento de poner a dormir la novela durante  un tiempo considerablemente más largo. Esta etapa es totalmente necesaria para que luego, después del sueño de las palabras, salgan a la luz los defectos invisibles y el autor pueda distinguir qué tiene profundidad y qué no, para reescribir algunas partes con sumo cuidado.
Después de estas cuatro reescrituras (4!!!), enseña la novela a su mujer, que le hace su crítica, normalmente muy mal recibida por él. Pero, por mucho que le jode, reescribe aquellos pasajes que ella cree que no funcionan, sólo que casi nunca los reescribe en el sentido que ella ha indicado, o que posteriormente indicará el editor. Si ellos dicen que es un pasaje muy denso, Haruki va y lo hace más denso y más largo. O al contrario. Si han dicho que esa parte se les hace corta, Haruki la sintetiza aún más...

4. A ritmo de jazz
Haruki Murakami ama la música, especialmente el jazz. Antes de profesionalizarse como escritor, montó un jazz bar con su mujer, porque decía que su sueño era trabajar escuchando música. Vivió o malvivió del negocio hasta más allá de los 30 años. En sus novelas, la música tiene una doble presencia: en las historias (dentro de la ficción) y en el tono de la escritura. Murakami intenta que su narrativa mantenga siempre una musicalidad que puede variar como una partitura de jazz, con momentos suaves y otros intensos. Pero siempre con un ritmo. De hecho, insiste en que cada frase ha de "sonarle" de una manera determinada, y la reescribe hasta que esté afinada.

5. Una infinita vida física e individual
Murakami mantiene una disciplina férrea durante el proceso creativo. En esa heróica y solitaria labor de escribir, el ejercicio físico es fundamental para él. Al menos una hora todos los días, para bajar la temperatura de su cabeza, cuando su cerebro se recalienta.
Murakami lo expresa así: Decir que es un trabajo un solitario tiene incluso algo de trivial. Hay que escribir una novela para comprender verdaderamente la dimensión de la soledad.

INPERDIBLE