Por Antón
Primera película de Stephan Richter que, por lo menos a mí me ha sorprendido, por su potencia visual y su radical visión de la moderna Austria, todo ello a través de un único escenario, un hipermercado a las afueras de Viena y una pandilla de adolescentes sin mejor cosa que hacer que drogarse y cometer alguna ilegalidad para ser arrestados por una policía racista y violenta. Una visión no muy edificante de uno de los países más ricos de Europa. Una cámara escrutadora que se pasea por entre las estanterías del hiper o los primeros planos de una juventud sin ningún futuro. No es que el film sea una obra maestra, pero da la impresión que todo en él suena a verdad.
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