Si pudiéramos escuchar la voz en off de este 62 Donostia Zinemaldia, me imagino algo así:
"Como dijo el actor Mathieu Kassiwitz en Vie Sauvage: "C'est fini".
Ayer también fuimos al cine para quitarnos el mono. Había 7 personas en la sala. Pensé inmediatamente: qué duro el back to reality ¿Dónde se esconden los cinéfilos el resto del año? ¿En el sótano, tal vez?
He caminado con los ojos hinchados por las calles de la ciudad y estaban vacías. El aire libre me ha despejado levemente del embrujo de la ficción, y los proyectos "reales" del otoño han cobrado entidad, lejos de Phoenix, de Modris, de los tigers, de Lasa y Zabala, y de las variaciones y desvaríos de Casanova.
Durante 9 días he vivido el cine intensamente, y he muerto también en alguna sesión. A las 4 de la tarde, la hora de "mátame con una sierra mecánica que no me importa", me he sumido en un edén diferente al de la pantalla, y he visto a otros muchos, también vencidos (y casi roncando). No se puede soñar por encima de tus posibilidades. Y no todo es vigilia. ¿Y si hay una receta? Pero me temo que no la hay. Ni un ecualizador que equilibre la cantidad de sueños que somos capaces de asimilar en una semana. No he tenido tiempo siquiera de pensar en un baño en la playa, a pesar del que el sol me ha recordado una y otra vez la prórroga de este verano. Quizá en el próximo festival me organizaré mejor, y podré bañarme en la praia do futuro o recuperar el paraíso perdido de mis vacaciones (¿pero he tenido vacaciones? ¡Si he trabajado más que nunca!). Descansaré, lo juro, de la luz de las salas. Habrá una segunda oportunidad para no saltar de cola en cola como un autómata; y, además, prometo colarme en una fiesta sin invitación para bailar samba. Lo digo en serio. ¡Dance, girl, dance!
Pero es mentira. Soy débil y no tengo resistencia. El cine me ha elevado a las alturas una vez más, con la Hepburn de piloto y su traje de insecto. Nunca aprenderé la lección, y qué más da. ¿Cómo dejar de empacharme de historias, si en la oscuridad de las salas te espera tu hombre o una chica mágica? El amor es extraño... Pregúntaselo a Félix y Meira.
Hoy se han apagado las estrellas. Y todo el glamour. Fuera vallas. Fuera alfombras rojas. Y las fans enloquecidas cruzando el Kursaal a la carrera, y las ruedas de prensa y las happy hours, y las sesiones en el Principal y en el Trueba, donde ninguna madre del planeta podría entender tu análisis 'cinefílico'. El año que viene, pongo a Dios por testigo, que me llevo una grabadora para registrar los relatos salvajes de la prensa. Pero esto no tiene relevancia. Esto también es glamuroso. Lo que importa es que te has llevado más de una veintena de historias que no caben en tu casa y algunas provocan tormentas y maremotos como Haemu. Y yo me he llevado otras tantas y aún no sé dónde voy a meter a mi nueva amiga. ¿Por qué habrá que elegir? maldita sea. Las flores justas, para hacer un ramo bonito. Sí, menos es más, menos en el Festival de San Sebastián. ¿A qué no has visto sólo 3 pelis? Y ¿has entrado acaso en alguna sala vacía? Lo cierto es la Sección Oficial puede ser buena o mejor, pero no es comparable a la entrega de los espectadores del Zinemaldi, que ya se han retirado, satisfechos o no, pero con el corazón silencioso, a la isla mínima o máxima de sus vidas. Lo paradójico del asunto es que puedes creer que has acumulado suficientes historias para toda una vida. Pero de eso nada. En 12 meses, cuando pasemos el sueño de invierno y se reabra el telón, estaremos ahí, como rapaces a la caza de butaca; y recuperaremos la ilusión, tonta, espontánea y divertida de la niñez. Tú también lo has hecho, no lo niegues. Claps, claps, claps... Hasta el 63 Donostia Zinemaldia."
J.
Muy bonito, Chico Luciérnaga.
ResponderEliminarGracias Mona Jacinta!!! Me tengo que dar una vuelta por Niu de Mones ya...
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