Dir: Thomas Vinterberg | Inter: Mads Mikkelsen, Thomas Bo Larsen, Lars Ranthe, Maria Bonnevie, Magnus Millang | Dinamarca 2020 | 115 min | *****
Por Juan
<span class="dropcap">E</span>l estudio que inspira el experimento de los cuatro profesores de instituto existe. De hecho, el psicólogo noruego Finn Skårderud, autor de la teoría (mantener un nivel de alcohol en sangre ayuda a la creatividad, a fluir y a ser más felices), fue consultado para que confirmara que el guión planteaba correctamente su hipótesis. Así que los cuatro profesores y amigos se lanzan a trabajar con una tasa de acohol en sangre de 0,05%, y estudiar los efectos consiguientes.
Aunque hay un trabajo evidente de investigación y documentación sobre los
efectos del alcohol, dosis, fases, etc., como reconoció el propio Thomas Vinterberg en la rueda de prensa, la historia que verdaderamente quiere
contar o acaba contando el director danés, es la de una sociedad con grietas, una sociedad aparentemente modélica como la danesa, caraterizada por ser la más happy de Europa, pero que oculta en su trastienda altos grados de
frustración e infelicidad.
El coma etílico es sin duda peligroso, pero no lo es menos el coma emocional, el vivir aletargado, sin ilusión y sin sentido. Esta es la dialéctica de fondo que plantea Vinterberg, y cuestiona así el tópico extendido de que "beber es malo y punto". Lo bueno de Druk es que no moraliza o apoya una postura. Su fuerza está en su ambigüedad. No hay apologías, ni conclusiones, solo preguntas que resuenan cuando se termina la proyección. Hay hechos, muy bien contados, y unos amigos y colegas de trabajo que están soberbios, encarnando un perfil de hombre de mediana edad de nuestro tiempo. Desubicado, diría yo.
El coma etílico es sin duda peligroso, pero no lo es menos el coma emocional, el vivir aletargado, sin ilusión y sin sentido. Esta es la dialéctica de fondo que plantea Vinterberg, y cuestiona así el tópico extendido de que "beber es malo y punto". Lo bueno de Druk es que no moraliza o apoya una postura. Su fuerza está en su ambigüedad. No hay apologías, ni conclusiones, solo preguntas que resuenan cuando se termina la proyección. Hay hechos, muy bien contados, y unos amigos y colegas de trabajo que están soberbios, encarnando un perfil de hombre de mediana edad de nuestro tiempo. Desubicado, diría yo.
La idea es una perla, un hallazgo total. Pero en manos de Vinterberg se convierte en algo poderoso y subversivo incluso. Druk funciona en el guión y diálogos, en la construcción de cada escena, especialmente las del grupo de amigos cuando se juntan a tramar su plan y empiezan a ponerlo en marcha, La música es brutal (buscando a ese compositor noruego que infunde valor a los "héroes" del experimento, si alguien recuerda su nombre, que comparta por favor), el ritmo y la interpretación... No hay resquicios.
Mads Mikkelsen, protagonista del film, que probablemente tiene la mejor escena final de su carrera, explicó en la rueda de prensa de una manera muy gráfica y sencilla el tema del alcohol, sin moralinas: "Con dos cervezas puedes divertirte en una partida de dardos, con 7, seguramente no acertarás ni uno (o alguen saldrá herido, añado yo). Pero con 0 cervezas, no querrás ni jugar."
Después de esta exposición, la cuestión que surge inevitablemente es ¿hace falta beber para empezar a divertirse, para volver a bailar, ligar, follar, o fluir dando una clase, para ser felices? Afortunadamente, Vinterberg no responde a la pregunta ni de coña. Pero todos vemos esa grieta que el danés estaba buscando y que torpedea con el mejor de sus misiles cinematográficos. Elegantemente bestial. INPERDIBLE
Mads Mikkelsen, protagonista del film, que probablemente tiene la mejor escena final de su carrera, explicó en la rueda de prensa de una manera muy gráfica y sencilla el tema del alcohol, sin moralinas: "Con dos cervezas puedes divertirte en una partida de dardos, con 7, seguramente no acertarás ni uno (o alguen saldrá herido, añado yo). Pero con 0 cervezas, no querrás ni jugar."
Después de esta exposición, la cuestión que surge inevitablemente es ¿hace falta beber para empezar a divertirse, para volver a bailar, ligar, follar, o fluir dando una clase, para ser felices? Afortunadamente, Vinterberg no responde a la pregunta ni de coña. Pero todos vemos esa grieta que el danés estaba buscando y que torpedea con el mejor de sus misiles cinematográficos. Elegantemente bestial. INPERDIBLE
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