Por Juan
La directora chilena, de la que nos hicimos devotos a partir de la irreverente Joven y alocada, da un salto de gigante en su segundo largo, un trabajo de una solidez demoledora. Marialy Rivas presenta en la Sección Nuevos Directores su película Princesita, que participó el año pasado en Cine en Construcción.
Vemos la historia de Tami (Sara Caballero), una niña que vive en la secta de Miguel (Marcelo Alonso), y que ha sido la elegida para tener un hijo santo con él, en cuanto le llegue la primera regla.
Se trata de un film que, como ella ha comentado antes de la proyección, hay que experimentarlo, más que verlo. Y la verdad es que es toda una experiencia, casi hipnótica me atrevería a decir. La voz en off susurrante de la protagonista, los destellos de luz y ese color dorado que impregna toda la cinta, son algunos elementos claros. Al preguntar a la directora si esa estética sugestiva era para sumergirnos en el mundo de la secta, nos lo ha confirmado y nos ha hablado de estos y de otros recursos, como lentes especiales para conseguir esos destellos, pantalla anamórfica o panorámica, los sonidos abruptos, los desenfoques y un tinte dorado como el de la pintura religiosa medieval. Ella aclara que "va pintando" su película con el tono de su historia.
Princesita nos va introduciendo en el mundo privado de la niña a través de sus pensamientos, nos habla de su adoración por Miguel y también de las contradicciones y conflictos que poco a poco irán surgiendo en ella, más ahora que ha entrado en contacto con el mundo exterior a través de la escuela. En las líneas de ese magistral guión está también la mano de Marialy Rivas.
Es casi increíble que sea la primera película de la niña Sara Caballero en el papel de Tami. Por otro lado, el santón Miguel, interpretado por Marcelo Alonso tiene la mirada penetrante que necesita un líder capaz de guiar a toda una comunidad a su voluntad. Llama la anteción el toque neo-hipster de las vestimentas de los miembros de la secta, así como la belleza de hombres y mujeres. Pero está totalmente justificado dentro de la historia, de manera explícita, porque podéis imaginar a qué oscura intención obedece que allí no acepten a mujeres gordas, feas o viejas. Varias espectadoras han confesado en la sala que han sentido alguna vez esa sensación de abuso de poder del hombre que transmite el film. Y Rivas ha confirmado que detrás de los abusos, en segundo plano, late ese universo de lo masculino dominando a la mujer.
El final es sencillamente genial. No se puede spoilear. Por favor, id a verla.
La idea para su guión surgió a raíz de la detención en Chile de una secta religiosa, donde una niña de doce años era la elegida para traer al nuevo mesías. INPERDIBLE.
El último pase es mañana martes a las 20:45h en el Príncipe 2.
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