Por Juan
La directora danesa Lone Scherfig vuelve a demostrar que es posible el romanticismo en el cine, sin caer en los clichés de siempre. Ya lo hizo con la sutil y soberbia An Education (2009), y con la más discutida One Day, Siempre el mismo día (2011).
Aunque el romanticismo puede teñirse de muchos tonos. Porque Lone Scherfig se inició en el movimiento Dogma 95 con la aplaudida Italiano para principiantes (2000). Con este CV, no extraña nada el genio que derrocha su última película Su mejor historia. Detrás de la cámara hay una directora que pilota la narrativa cinematográfica con oficio y gracia. Al principio puede parece que vas a ver la típica película ñoña sobre un chica lista que se abre paso en un mundo de hombres. Pero no es solo eso. Scherfig se basa en la novela de Lissa Evans y el guión de Gaby Chiappe, para contar, con detalles maravillosos y verosímiles, y un punto de vista claramente diferente y femenino, una historia de cineastas en el Londres de 1940.
Es ejemplar el planteamiento de los personajes y el ritmo de la trama. Tras ese aire de comedia romántica, se esconde un episodio crucial de la liberación de la mujer, cuando la sociedad no tuvo más remedio que echar mano de las mujeres para cubrir los puestos de trabajo tras la llamada a filas de los hombres. En ese Londres asediado por las bombas, Lone Scherfig nos cuenta cómo debió ser la industria del cine al servicio de la propaganda de guerra y los duros tiempos a los que tienen que adaptarse los miembros de un pequeño equipo de rodaje, formado por secundarios, que, como en otras producciones de la BBC, tienen carácter y ayudan a sostener la película. Destaca el divertido Bill Nighy en el papel de actor al que la guerra le ha interrumpido el estrellato. Gemma Arterton y Sam Claflin mantienen muy bien la tensión en una relación machista de jefe-empleada, planteada con elegancia y la coherencia del signo de los tiempos. Qué gusto ver cine clásico (y romántico), hecho desde el talento. INperdible.
Aunque el romanticismo puede teñirse de muchos tonos. Porque Lone Scherfig se inició en el movimiento Dogma 95 con la aplaudida Italiano para principiantes (2000). Con este CV, no extraña nada el genio que derrocha su última película Su mejor historia. Detrás de la cámara hay una directora que pilota la narrativa cinematográfica con oficio y gracia. Al principio puede parece que vas a ver la típica película ñoña sobre un chica lista que se abre paso en un mundo de hombres. Pero no es solo eso. Scherfig se basa en la novela de Lissa Evans y el guión de Gaby Chiappe, para contar, con detalles maravillosos y verosímiles, y un punto de vista claramente diferente y femenino, una historia de cineastas en el Londres de 1940.
Es ejemplar el planteamiento de los personajes y el ritmo de la trama. Tras ese aire de comedia romántica, se esconde un episodio crucial de la liberación de la mujer, cuando la sociedad no tuvo más remedio que echar mano de las mujeres para cubrir los puestos de trabajo tras la llamada a filas de los hombres. En ese Londres asediado por las bombas, Lone Scherfig nos cuenta cómo debió ser la industria del cine al servicio de la propaganda de guerra y los duros tiempos a los que tienen que adaptarse los miembros de un pequeño equipo de rodaje, formado por secundarios, que, como en otras producciones de la BBC, tienen carácter y ayudan a sostener la película. Destaca el divertido Bill Nighy en el papel de actor al que la guerra le ha interrumpido el estrellato. Gemma Arterton y Sam Claflin mantienen muy bien la tensión en una relación machista de jefe-empleada, planteada con elegancia y la coherencia del signo de los tiempos. Qué gusto ver cine clásico (y romántico), hecho desde el talento. INperdible.
Comentarios
Publicar un comentario
Déjanos aquí tu opinión, tu sugerencia, tu discrepancia... o simplemente, un saludo... No te cortes.