Dir: Xavier Dolan. Int: Gaspard Ulliel, Léa Seydoux, Nathalie Baye, Vincent Cassel, Marion Cotillard | Canadá 2016 | 95 min. ****
Por Juan
Dolan es un realizador que provoca filias y fobias. Pero en definitiva, lo suyo es provocar. Con esta, su última película, la prensa le ha acribillado, yo diría que el 90% de la crítica. También el otro 50% de INperdibles salió horrorizado del cine y opina que Solo el fin del mundo es pretenciosa e insoportable.
El caso es que a mí me ha gustado. Y como me ha gustado y creo que cuenta cosas importantes con mucha valentía, la quiero defender. Puede que tú seas otro/a de los "raros" que aman los excesos del cine de Dolan. O puede que no. Para eso están las opiniones y para eso hay blogs como este.
El exceso de Dolan refleja algo...
Precisamente ese exceso de palabras y de interpretaciones que ha espantado a la mayoría, esos personajes frustradísimos que han sacado de quicio a los críticos, ese exceso total es lo que me ha conectado con ellos. Porque creo que esos mundos de Dolan (y del autor de la obra de teatro original Jean-Luc Lagarce) son verdaderos por muy excesivos que sean. Y además cuentan algo... La respuesta proporcional y de sentido contrario al exceso de presión y represión que han vivido los gays en su entorno familiar durante años. ¿Cómo fue la salida del armario de Louis con una madre un poco "pirada" (Nathalie Baye) y un hermano que es una bestia homófoba y patética (Vincent Cassel)? Lo vemos en la película: la respuesta proporcional al exceso de agresividad y de insultos del hermano mayor es, en el caso del Louis, la mudez.
Yéndonos a un terreno más formal, tampoco estoy de acuerdo con lo que dicen algunos críticos sobre el exceso musical. Los temas "pop" de la película, incluido algún himno de la comunidad gay-les, se utilizan en momentos puntuales de reconstrucción del pasado del protagonista. Están muy bien elegidos y montados.
Una sensación de claustrofobia se propaga...
Independientemente de que los personajes nos gusten o no (son bastante aborrecibles en su indecisión, su intromisión o su agresividad), creo que se si te paras a escuchar lo que gritan; o mirar cómo miran, se puede comprender la historia que cargan a sus espaldas. 5 de los mejores actores/actrices del cine galo como Seydoux, Ulliel, Cassel, Cotillard y Baye, les colocan un alma y los defienden a muerte en tensas escenas, ubicadas en estancias pequeñas y cerradas como la cocina, el comedor o el coche, donde la cercanía entre ellos (primeros planos casi siempre) transmite la claustrofobia del protagonista: Louis, un chico de 34 años que vuelve a casa para contar a su tarada familia que se está muriendo.
Las dos grandes preguntas que plantea Dolan son: 1ª: ¿Cómo les comunicará el chico la noticia? y 2ª: ¿Por qué se fue de casa hace 12 años y nunca quiso volver?. Y creo que la película responde a estas dos cuestiones de manera magistral, sin argumentos, solo mostrando, como hace el cine, lo que hay. Y hay muchas otras cuestiones que podríamos hacernos, como las que se hace la hermana pequeña (Léa Seydoux), que también quiere largarse y que no puede comprender, como le ocurre al espectador, qué coño les pasa a los miembros de su maldita familia.
Lo que hay en el trasfondo...
Dolan podría haber montado un melodrama familiar para todos los públicos, pero no ha hecho eso. Ha contado otra historia, la de un joven que no encontró el apoyo de su familia para afrontar su homosexualidad, y que, doce años después, en el final de sus días, intenta encontrar una manera "ecológica" de despedirse de esos seres a los que de una manera incomprensible, sigue necesitando. El valor de esta película es que huye de terrenos cómodos que podamos recorrer; y a cambio, nos lleva por el camino del desencuentro absoluto. INPERDIBLE
Además de todo eso es: vacía, pretenciosa, trascendental, etc etc todo ello acompañado por una banda sonora inaguantable. Pero como está dirigida por el niño mimado en Cannes. Pues todo vale. Un pestiño, huid de ella....
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