Por Anton
Aki Kaurismaki vuelve con una película muy particular y personal, que ganó el Oso de Plata en la última Berlinale, y que no ha encandilado a la crítica, por lo menos como en otras ocasiones, pero que es una de esas películas, que es un total acierto. Por el tema que trata, por como lo trata y por el momento en que nos habla de lo que habla: la inmigración, o más bien de los refugiados, que llaman a las puertas de esta Europa tan soberbia e insolidaria.
Khaled es un refugiado sirio que llega al puerto de Helsinki, como polizonte es un carguero. Wikström es un maduro viajante finés, que acaba de separarse de su esposa y quiere abrir un restaurante. Estos dos personajes se encuentran de forma inesperada....
Aki Kaurismaki, con su habitual forma de hacer cine, tan minimalista, nos muestra el terrible mundo al que se enfrentan las personas que emigran, para huir de las dramáticas situaciones de sus países de origen. Sin paños calientes, nos hace partícipes de las miserias, a las que nosotros, los europeos, les sometemos. Por ello es sin duda INPERDIBLE.
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