Crítica de la película THE LONG DAY CLOSES / El largo día acaba

Dir: Terence Davies | Inter: Marjorie Yates, Leigh McCormack | Reino Unido 1992 | 85 min | **** 

La poética del cine de Davies alcanza su máximo apogeo formal en esta cinta de 1992. Quizá, demasiado formal. Porque echamos de menos una historia sólida como en Distant Voices. En el repaso que hace Terence por los recuerdos de un niño que está despertando a su vida adulta, probablemente rescatados de su propia infancia, hay memorables movimientos de cámara, canciones llenas de significado y mucha lluvia incesante, que intentan reflejar ese dolor por la infancia perdida, por un tiempo que ya se extinguió y que ya nunca más podrá recuperarse. A pesar de las escasas luces que arroja sobre los personajes, como la incipiente homosexualidad del niño, o la frialdad de una madre que nunca superó la pérdida del padre, los seres de El largo día acaba parecen demasiado autobiográficos y lejanos quizás, como para conseguir conmovernos. Puede que las claves para descifrarlos se las guardara el director, como parte de su vida más privada. INPERDIBLE.
J.